martes, 1 de julio de 2008

A,B,SEX: el Internet y su función didáctica en materia de educación sexual



En la sociedad actual, el medio de difusión de información por excelencia es el Internet. Este medio, al cual definimos como una red informática de emisión de datos, constituye una herramienta que nos permite acceder a una gran cantidad de información de diversa índole. Datos de diferentes culturas, sociedades, comunidades, etc. convergen de manera caótica y accesible por este medio, incluso muchas páginas Web tienen un contenido trastornado, nocivo y libertino respecto a temas tan delicados como el sexo; las drogas; la violencia, en sus diversos matices; corrientes de pensamiento antisocial; etc. Es decir, en general no encontramos parámetros o restricciones para la información difundida. Un pequeño ejercicio de razonamiento nos será ilustrativo al respecto: imaginemos a un adolescente con la mera visión adquirida del medio en que se desarrolla: familia, amigos y su ámbito de socialización en general; luego, imaginémoslo en contacto abrupto con una gran cantidad de datos de gran heterogeneidad, a los cuales va accediendo de manera vertiginosa y sin mayor explicación que su propia experiencia y conocimiento ¿Sería posible que pueda escindir entre la información objetiva y correcta, en cierta medida, y la de tipo deformada por diversas causas?¿Podría hacer un análisis entre la visión de su sociedad y la diversidad de perspectivas que coexisten en el ámbito global? Por último, ¿Sería saludable para el joven el acceder intempestivamente a tanta y tal cantidad de información? La respuesta nos salta a la vista indefectiblemente. Actualmente, observamos que la gran mayoría de jóvenes adolescentes se ven inmersos a este medio de información masiva llamado Internet. Como consecuencia, este medio se erige como el elemento didáctico por excelencia para toda duda o cuestión que pueda surgir o que pueda plantearse el adolescente. Este hecho, degenera en una “deformación” de sus concepciones y, por extensión de su conducta, debido al problema mencionado de la falta de depuración de información. En este sentido, sostenemos que un aspecto fundamental en esta “deformación” se da en el plano de la sexualidad y las relaciones afectivas, el cual constituye, a posteriori, la base de la formación de la familia y por ende constituye un aspecto de vital importancia en el desarrollo del individuo como miembro y eje de la sociedad.

En esta medida, consideramos fundamental que se conciba al libre o irrestricto acceso al Internet como un medio perjudicial a la formación, en materia de educación sexual, de los jóvenes adolescentes en la sociedad. Asimismo, para un pertinente e integral estudio al respecto, hemos considerado previamente aspectos como el plano psicológico, social, e incluso, el político (el marco legal referido a la libertad de expresión contrastada con el material informativo que transgrede y viola derechos), a través de la obra de autores pasados y contemporáneos. En el plano psicológico, estudios como el de la facultad de psicología de la universidad de Lima (dos estudios muy ilustrativos), nos han dado cuenta de los trastornos de identidad y autoestima que genera el estar expuesto constantemente a “modelos” impuestos socialmente. Además, señala de manera detallada las consecuencias en enfermedades patológicas como la anorexia y la bulimia. En el aspecto social, autores contemporáneos como Rosario Llancari estudiante de la facultad de ciencias de la comunicación en la Universidad Nacional del centro del Perú (UNCP) y Maria Alejandra rocha, profesora e investigadora de la facultad de letras y comunicaciones en la universidad de de Colimba (México), señalan las consecuencias de la problemática tomando en cuenta los prejuicios arraigados socialmente y las conductas que asumen los jóvenes. Por ultimo, en el plano político, entendido en el plano de la legalidad, hemos tenido como fuente a la obra “la ironía de la libertad de expresión” del profesor de derecho en la universidad de Yale, Fiss Owen, en la cual se refiere al siempre controvertido debate entorno a la libertad de expresión considerando sus efectos discriminadores y “silenciadores” para los grupos o personas que se ven afectadas al difundirse información que distorsiona su imagen generando prejuicios sociales. Este último plano nos dio una perspectiva diferente del tema y una visión más integral al respecto. En este sentido, considerando esta previa consulta a diversas fuentes, hemos analizado concretamente el plano referido a la educación sexual y su afectación frente al Internet y sostenemos que se debe restringir el libre acceso al Internet a los jóvenes, pues consideramos que constituye una influencia negativa en su concepción de la sexualidad y sus relaciones intersubjetivas. Asimismo, nuestra posición se verá sustentada principalmente por tres argumentos, los cuales darán cuenta de manera detallada de las consecuencias perjudiciales antes referidas y estarán apoyados en las fuentes consultadas para una mayor solides en el contenido.

En primer lugar, el uso adictivo del Internet genera conductas que perjudican las relaciones intersubjetivas en el adolescente. Debido a la masiva e irrestricta cantidad de información que suministra, el Internet constituye una nociva herramienta para los jóvenes (internautas) que ingresan (navegan) a esta red de información. El internauta inexperto, en este caso el joven adolescente, se desarrolla meramente en su ámbito social que comprende la familia, los amigos, etc.; por ello, las concepciones y juicios que asume como necesariamente ciertos se restringen a un determinado contexto. Por ende, una exposición tan brutal a la gran cantidad y diversidad de datos generará una deformación en la diversidad de concepciones que puede llegar a asumir el adolescente, incluyendo las de su propia identidad y de su relación con los demás. Este aspecto se ve reflejado en la difusión de modelos arquetípicos de género en la red. En este sentido, el joven internauta se ve persuadido al verse expuesto reiteradamente a estos modelos “aceptados” socialmente y termina por asumirlos. Posteriormente, en el caso en que el individuo no se considere dentro de los parámetros establecidos, producirá en él conflictos de personalidad que degenerará en una baja autoestima. Además, puede provocar que el joven rechace el contacto social al no considerarse atractivo ante los ojos de los demás, principalmente ante los del género opuesto. Estaríamos ante un problema social en cierta medida. Así lo afirma Luiba Kogan, socióloga graduada de la Pontifica Universidad Católica (PUCP), en su articulo “La construcción social de los cuerpos o los cuerpos del capitalismo tardío”. Asimismo, aduce las consecuencias de la sociedad capitalista en la vida de los jóvenes aduciendo lo siguiente: “Todo espacio social, toda interacción social aparece como un escenario para mostrar el cuerpo, para mostrarse como personalidad. E incluso para muchos, sobre todo adolescentes el cuerpo, es la única o privilegiada manera de mostrarse. Tal es la centralidad de lo corporal para muchos jóvenes, que incluso lo importante no es el cuerpo que uno tiene, sino el cuerpo que uno puede llegar a tener” (Kogan 2003: 16). Una clara muestra de los efectos nocivos que puede ocasionar una sociedad narcisista como la que aduce la autora, se ve reflejado en la actualidad: las jóvenes que en busca de lograr el cuerpo “perfecto”, es decir el que perciben diariamente en los medios de información , han muerto víctimas de anorexia, ante la impotencia de sus padres. Esto ocurre principalmente, porque los cuerpos femeninos que son objeto de “culto”, en la sociedad, son los de modelos y actrices con serios problemas alimenticios que nos presentan una estructura física ultra delgada, casi esquelética.

Otro aspecto de este uso adictivo del Internet que trae consecuencias perniciosas es el “Chat”. Esta herramienta de comunicación se ha arraigado de tal manera que genera dificultad en los jóvenes para comunicarse fuera del ámbito de la red. La explicación de esta afirmación la encontramos en una característica propia de este tipo de comunicación: el anonimato. Es decir, el joven que ingresa a comunicarse por el Chat, se ve libre de expresarse sin temor a ser juzgado por su apariencia u otros rasgos denotativos de su personalidad. El Chat genera un subrealismo en el que no necesariamente nos mostramos como somos, sino que “creamos” una imagen de nosotros mismos (Llancari 2006: 30). No obstante, la “realidad” (el ámbito fuera de la red) es un medio donde socializamos directamente con las personas y en el cual no existe mediador alguno que no sea el contexto mismo (rocha 2004: 121). En la “realidad” nos vemos expuestos a una serie de factores y circunstancias que hacen mas compleja nuestras relaciones con los demás. Los gestos el tono de la voz; la expresión del rostro; la manera de expresar las ideas; etc. son aspectos determinantes para la concepción de la otra persona y de la formación de juicios al respecto. Por ende, el joven que se comunica de manera reiterada por un medio como el Chat, se le dificultará el trato directo con las personas, se sentirá “desprotegido” y en consecuencia frustrado al dar cuenta de su incapacidad dialógica.

En segundo lugar, en las páginas Web de pornografía se promueve una imagen distorsionada del sexo: sin restricciones y libertino el cual asimila el joven adolescente en sus relaciones afectivas. La continua exposición al alto contenido erótico estimula, en cierta medida, al joven a trasladar estas practicas al plano fáctico. En este sentido, nos referimos particularmente a las relaciones afectivas, las cuales engloban aspectos como identidad sexual; la concepción del sexo opuesto; relaciones sexuales; trato de pareja; etc. Asimismo, Peter Grosvenor, profesor asistente de ciencias políticas en la Pacific Lutheran University (PLU), en su obra “Informe Longford” da cuenta de las consecuencias que provoca el estar expuesto a un alto contenido erótico, al criticar a aquellos que atribuyen efectos “liberadores” a esta practica aduciendo que la pornografía fuerte no produce de manera inocua la satisfacción de inclinaciones sexuales grotescas, sino que puede contribuir a estimularlas (Comisión Longford 1975: 196-197). Este influjo, es lo que produce que los jóvenes asuman una imagen deformada de las relaciones sexuales. Un aspecto ilustrativo es la imagen proyectada del sexo placentero y sin el uso de preservativo, que afecta la salud sexual en el joven adolescente. Esto ocurre porque la pornografía constituye un gran mercado que privilegia la demanda de los consumidores respecto al rechazo en el uso del preservativo y utilizan en las escenas sexuales métodos anticonceptivos imperceptibles para proyectar la imagen de un sexo más placentero. De esta manera, la imagen que se arraiga en las concepciones de los jóvenes es la de una concepción hedonista del sexo y sin responsabilidad que al transplantarlas a sus relaciones de pareja, continuamente desembocan en embarazos adolescentes, posteriores abortos o enfermedades de transmisión sexual.

Por otro lado, el contenido pornográfico “fuerte” estimula una práctica malsana del sexo. Las prácticas sexuales violentas y promiscuas son las más difundidas en este sentido. La imagen distorsionada del sexo por fines lucrativos a la cual hicimos mención, la encontramos afectando, esta ves, el plano de la integridad física y psicológica del individuo. En este sentido, existen dos aspectos a analizar: el primero, referente a la desvalorización de las relaciones de pareja que causan daños en el plano psicológico. Esto, se produce, debido a que la pornografía y su concepción aberrante de las relaciones sexuales, produce en el joven la concepción de una relación afectiva como un mero instrumento para conseguir un fin: el placer sexual. Del mismo modo, podemos afirmar que “la pornografía es una caricatura deformadora de la realidad sexual, una falsificación que ensucia el amor” (Fernand-Laurent: 1985 pp.38-40). Este aspecto va a generar sentimientos de frustración y una disminución en la autoestima por parte de la pareja que es reducida a la condición de objeto sexual. El segundo aspecto, esta referido al plano físico y se traduce en la violencia reiterada en la pornografía fuerte difundida en la red. Una clase de práctica sexual que denota este aspecto es el sadomasoquismo, el cual muestra practicas vejatorias en contra de la pareja sexual como medio para generar un placer mayor, incluso llegando a generar serios daños físicos en el individuo. También podemos denotar esta práctica en una variante de la pornografía “fuerte” o “hardcore” como es la representación de violaciones sexuales. Por consiguiente, el joven en contacto constante con este tipo de contenido “hardcore”, de alguna u otra manera se puede ver tentado o incentivado a practicar estos actos con su pareja pudiendo provocar serios daños en su integridad física (además del daño psicológico).

En tercer lugar, en la mayoría de sitios en la red se difunde una imagen peyorativa de la mujer que se transplanta al ámbito social donde interactúan los jóvenes afectando sus conductas y concepciones. Es muy frecuente que en las páginas Web de pornografía se presenten relaciones sexuales en las cuales la mujer adopte una posición degradante. Muestra de ello se da en las practicas sexuales denominadas “Gagbang”, una variante de orgía en la que la mujer se encuentra teniendo relacione sexuales con varios hombres a la vez, fomentando la imagen de una mujer extremadamente sumisa y dispuesta a complacer cuanto mandato le sea ordenado por la figura del varón. Para dar cuenta de las consecuencias del suceso referido, nos trasplantaremos al plano de la legalidad. En este aspecto, Fiss Owen, en su obra “La ironía de la libertad de expresión”, señala de manera ilustrativa los efectos que puede traer consigo la difusión de información irrestricta en la concepción de ciertas personas o grupos. Asimismo, al tocar el tema de la prohibición de la difusión de pornografía frente a la libertad de expresión, Fiss señala las consecuencias negativas que pueden traer consigo al aducir lo siguiente: “la pornografía reduce a las mujeres a objetos sexuales, colocándolas en una posición de subordinación y silenciándolas. Daña su credibilidad y las hace sentir como si no tuvieran nada que aportar a la discusión publica” (Fiss 1999:28-29). Esta aseveración constituye una clara alusión a la imagen degenerada de la mujer que se arraiga en el plano social mediante la pornografía.

Por otra parte, el joven internauta, expuesto al alto contenido erótico de la pornografía, se va formando juicios erróneos y en gran medida, estereotipos de la mujer. Por consiguiente, la concepción que se genera de la mujer, es la de un ser relegado al plano sexual y disminuido en su valor como ser humano. Este aspecto se ve reflejado en el plano social, expresado en el trato discriminador y machista que los jóvenes varones dan al sexo opuesto en los diversos ámbitos sociales en que se desenvuelven (hogar, colegio, barrio, etc.). Sin embargo, esto no termina ahí, ya que, la situación se agrava aún más cuando esta conducta se naturaliza y es adoptada, incluso por las propias victimas: las mujeres.
Sin embargo, existe gran cantidad de personas que opina que no existen evidencias concretas o que den cuenta con precisión exacta de que la pornografía afecta la conducta o las concepciones de los usuarios. Esto es totalmente falso, debido a que en el plano social la realidad nos muestra una situación diametralmente opuesta. En este sentido, podemos observar diariamente como los métodos audiovisuales presentan un gran influjo en la conducta de los individuos. Ejemplo paradigmático de esta situación es lo que ocurre con la publicidad. Este elemento puede generar una persuasión de tal intensidad que el espectador se vea exhortado a actuar y pensar de una manera determinada. Por ejemplo, la imagen arraigada que se tiene del “hombre exitoso” como aquel rodeado de mujeres hermosas o “la eficacia” o la inclinación atribuidas a un cierto producto por motivo de ser utilizado por una persona famosa. De esta manera, podemos afirmar que si lo mecanismos audiovisuales no tienen ningún efecto en las personas, no tendría sentido alguno que tanto la industria como el comercio gasten ingentes cantidades de dinero en publicidad (Comisión Longford 1975: 221). Incluso, la misma sociedad y el estado hacen uso de los medios audiovisuales para arraigarnos diferentes políticas de vida como el; el civismo o comportamiento del buen ciudadano; respeto a los valores (solidaridad, honestidad, etc.); limpieza de las calles; ahorro; etc. Por ende el mismo razonamiento puede ser aplicado a la pornografía, si se toma en cuenta, además, que en la mayoría de capturas policiales a violadores se les ha podido encontrar en su poder gran cantidad de material con contenido pornográfico.

En conclusión, Las consecuencias perjudiciales del acceso irrestricto al Internet en los jóvenes, en etapa de desarrollo, se ven reflejados en la adicción al uso de la red que degenera en conductas antisociales; la concepción deformada o distorsionada del sexo que se transplanta al ámbito de las relaciones de pareja provocando daños físicos y psicológicos en el adolescente; y la imagen peyorativa que se asume de la mujer en las paginas de alto contenido pornográfico expresada en los prejuicios y conductas discriminadores. Por todo lo mencionado anteriormente, mantenemos nuestra posición respecto de que se debe restringir el libre acceso al Internet, ya que consideramos que constituye un perjuicio a la educación sexual de los jóvenes que se encuentran en plena etapa de desarrollo. Finalmente, consideramos que se debe tomar conciencia de que se está remplazando la función formadora, en materia de valores morales y buenas costumbres, del individuo que corresponde al ceno familiar, para suplantarla con un medio tan frívolo y perjudicial como puede llegar a ser el Internet. Esto último, debido a la gran cantidad y variedad de información conformada, en gran medida, por la subjetividad de las distintas visiones que coexisten en el mundo y los fines comerciales de personas inescrupulosas. En consecuencia, si tomamos en cuenta que el individuo, entendido como un ser con ideales y valores solidamente interiorizados, es el eje de toda sociedad civilizada, estaríamos atentando contra el funcionamiento y desarrollo social al que tantas veces hemos considerado como uno de los fines últimos del ser humano.

1 comentario:

Manuel Alva dijo...

cuando no tenias q empezar hablando de sexo jajajajajaja